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viernes, 22 de octubre de 2010
Este boceto pertenece -junto al de Santa Isabel curando a una enferma y con el de Aparición de San Isidoro a San Fernando del Museo Nacional de Buenos Aires- a los cuadros realizados por Goya para la iglesia de San Fernando de Torrero, de Zaragoza. Este magnífico templo fue proyectado por el arquitecto Tiburcio del Caso y levantado a iniciativa de Ramón de Pignatelli, ilustrado aragonés promotor de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, que mandó construir esta iglesia para la asistencia espiritual de los empleados del Canal Imperial de Aragón. Lamentablemente sólo contempló el proyecto de su obra, ya que falleció en 1793, siendo el conde de Sástago, como protector, quien la finalizó. Ese templo se inició en 1796 y se concluyó tres años después, como consta en la lauda conmemorativa que está en la parte posterior del edificio. El tiempo que tardó en consagrarse se debió a los pleitos habidos entre el Arzobispado de Zaragoza y el obispo de Huesca, por cuestiones territoriales y jurisdiccionales, ya que los terrenos en que se ubica pertenecían a la iglesia oscense de Santa Engracia.Este boceto pertenece -junto al de Santa Isabel curando a una enferma y con el de Aparición de San Isidoro a San Fernando del Museo Nacional de Buenos Aires- a los cuadros realizados por Goya para la iglesia de San Fernando de Torrero, de Zaragoza. Este magnífico templo fue proyectado por el arquitecto Tiburcio del Caso y levantado a iniciativa de Ramón de Pignatelli, ilustrado aragonés promotor de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, que mandó construir esta iglesia para la asistencia espiritual de los empleados del Canal Imperial de Aragón. Lamentablemente sólo contempló el proyecto de su obra, ya que falleció en 1793, siendo el conde de Sástago, como protector, quien la finalizó. Ese templo se inició en 1796 y se concluyó tres años después, como consta en la lauda conmemorativa que está en la parte posterior del edificio. El tiempo que tardó en consagrarse se debió a los pleitos habidos entre el Arzobispado de Zaragoza y el obispo de Huesca, por cuestiones territoriales y jurisdiccionales, ya que los terrenos en que se ubica pertenecían a la iglesia oscense de Santa Engracia.
Este boceto pertenece -junto al de Santa Isabel curando a una enferma y con el de Aparición de San Isidoro a San Fernando del Museo Nacional de Buenos Aires- a los cuadros realizados por Goya para la iglesia de San Fernando de Torrero, de Zaragoza. Este magnífico templo fue proyectado por el arquitecto Tiburcio del Caso y levantado a iniciativa de Ramón de Pignatelli, ilustrado aragonés promotor de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, que mandó construir esta iglesia para la asistencia espiritual de los empleados del Canal Imperial de Aragón. Lamentablemente sólo contempló el proyecto de su obra, ya que falleció en 1793, siendo el conde de Sástago, como protector, quien la finalizó. Ese templo se inició en 1796 y se concluyó tres años después, como consta en la lauda conmemorativa que está en la parte posterior del edificio. El tiempo que tardó en consagrarse se debió a los pleitos habidos entre el Arzobispado de Zaragoza y el obispo de Huesca, por cuestiones territoriales y jurisdiccionales, ya que los terrenos en que se ubica pertenecían a la iglesia oscense de Santa Engracia.
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