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miércoles, 10 de noviembre de 2010

                 Velázquez y Goya en su Contexto Histórico.
     Velázquez es uno de los más grandes pintores de la historia del arte. Vive entre 1599 y 1660. Son contemporáneos suyos Zurbarán, Murillo y Ribalta en España, y Caravaggio, Rémbrandt y Rúbens en Europa.
     En la Corte se conocerá la obra de Caravaggio y la escuela de los Carracci, así como la flamenca. Tenía a su disposición, lo mejor de la vanguardia artística.
Su vida
     En el taller de Francisco Pacheco comenzó su auténtica formación como pintor. Pinta bodegones, con un tratamiento de la luz tenebrista. Los cuadros religiosos son la fuente principal de ingresos para los pintores de la época. La Inmaculada, la vieja friendo huevos y El aguador de Sevilla.
     En 1622 Velázquez tiene su primer contacto con la Corte. Pintó el retrato de Góngora, que impresionó tanto que al año siguiente, es llamado a la Corte y nombrado pintor de cámara. Esto le permite conocer el arte acumulado en palacio y tener cierta independencia económica.
     En 1628 Rúbens visita Madrid, conoce a Velázquez e influye en él. Ese mismo año pinta el Triunfo de Baco. Entre 1629 y 1631 hace su primer viaje a Italia, para conocer el arte del país. Fruto de ese viaje es su cuadro La fragua de Vulcano.
     A su vuelta de Italia, y entre 1631 y 1649 recibe el encargo de la decoración del Salón de Reino, en el Retiro. Es la época más fecunda de Velázquez. Pinta la Rendición de Breda, con lo que introduce el tema histórico contemporáneo en su pintura. Organiza el cuadro en un espacio circular que gira en torno a los protagonistas.
     Realiza los retratos de Felipe III, Felipe IV, sus mujeres, el conde-duque de Olivares, las infantas, etc. Pero también de los bufones y las gentes del pueblo que rodean a la Corte, como Pablo de Valladolid, un retrato genial por su tratamiento del fondo.
     Entre 1649 y 1651 Velázquez hace su segundo viaje a Italia. Pinta su famoso retrato del papa Inocencio X. Retrata a su esclavo Juan de Pareja, y pinta cuadros de tema mitológico, como La venus del espejo, en el que se permite el desnudo, uno de los pocos desnudos del barroco español.
     En 1651 vuelve a España reclamado por el rey para pintar los retratos de la familia real: Las meninas, un extraordinario cuadro de múltiples problemas compositivos. También toca temas mitológicos: Las hilanderas.
Su arte
     La naturaleza, la luz y el movimiento son preocupaciones comunes a todos los artistas del barroco, pero es Velázquez quien da las soluciones más originales y quien mejor resuelve los problemas.
     Rara vez toca temas hondamente dramáticos para mostrar su realismo. Cuando se adentra en estos campos reduce el dramatismo a la mínima expresión. No copia, inventa sus composiciones.
     Utiliza el claroscuro, pero alejado del tenebrismo. Capta los efectos distorsionadores el aire interpuesto entre los objetos, lo que se conoce como perspectiva aérea: La fragua de Vulcano, La meninas o Las hilanderas.
     El color lo aplica con moderación, en pinceladas sueltas. El movimiento se crea a través de la luz y la perspectiva aérea.
Goya
     Goya, por sí solo, llena uno de los capítulos más gloriosos de la historia del arte. Vivió entre 1746 y 1828.
     La personalidad de Goya le sitúan fuera de las corrientes artísticas dominantes en el momento. Ni el neoclasicismo ni el romanticismo dejan huella en su arte. Su época es la misma en la que triunfan David, Tiépolo, Courbet, Ingres, el arte didáctico, los temas mitológicos, la figuración, etc.
     El color alcanza en Goya un concepto nuevo. El color se valora por sí mismo, es un elemento expresivo fundamental del cuadro.
     Su dibujo no es detallado y preciosista sino abocetado, llegando incluso a dejar parte del cuadro sin cubrir. Su pincelada es un gran movimiento, un gran trazo de pincel que es trazado con una técnica nerviosa y fogosa, y donde queda marcada su personalidad, su psicología y su expresividad genial.
Vida y obra
     Francisco de Goya y Lucientes estudia en la academia de Luján y en la escuela taller de José Ramírez. Aprenderá la técnica del dibujo y el sentido compositivo.
     En 1763 hace su primer viaje a Madrid, que no sería muy fructífero. En 1766 vuelve a Madrid. Se queda hasta 1770 y se dedica a copiar cuadros en el Museo del Prado, con lo que conoce la gran pintura.
     Goya viajará a Italia por sus propios medios. Aprenderá la técnica del fresco y admirará las grandes obras que guarda Roma. En 1771 regresa a Zaragoza. Pintará el coreto de la capilla del Pilar y la cartuja del Aula Dei. En esta obra abandona todo barroquismo.
     Las influencias de su suegro, pintor de cámara, serán decisivas para su triunfo en Madrid y en la Corte. En 1774 Goya comienza a grabar obras de Velázquez. En 1775 entra a trabajar en la Real Fábrica de Tapices. Sus cartones se caracterizan por un colorido brillante, los tipos sin gracia, sin drama, que parece que llevan máscaras, sin expresión, que ocultan una sutil crítica a la sociedad: La caza del jabalí, El pelele, La sombrilla, La vendimia y La gallina ciega.
     En 1780 ingresa, por fin, en la Academia de San Fernando. En 1798 Goya pinta los frescos de San Antonio de la Florida. Utiliza en ella el trazo suelto, las manchas de color sin forma aparente. Esta técnica anuncia el impresionismo. Es de destacar sus soluciones formales como la barandilla, que coloca para organizar la escena.
Los retratos y las pinturas de gabinete
     En 1783 pinta el retrato de Floridablanca, que le servirá de presentación como pintor de cámara. Retrata a Carlos III cazador y a Carlos IV, a los duques de Osuna, al banquero Cabarús, etc. En 1786 es nombrado pintor del rey.
     Goya domina todos los elementos precisos para lograr una obra de arte: seguridad, espontaneidad en el dibujo, equilibrio en una composición sencilla y bien proporcionada, luz intensa y colorido brillante sabiamente distribuido. La serie de retratos reales culmina con La familia de Carlos IV.
     En 1792 viaja a Andalucía. En este viaje cae enfermo y comienza a manifestarse su sordera. En 1793 regresa a Madrid y pinta algunos cuadros de gabinete, es decir, obras que proceden de su propia imaginación, al igual que los caprichos y las invenciones, y que no son de encargo. En estos cuadros es donde plasma sus reflexiones estéticas y su experiencia vital: El manicomio, El entierro de la sardina.
     Pinta también las majas, La maja vestida y La maja desnuda, y numerosos retratos, en los que hace un estudio del cuerpo entero y el rostro con un tratamiento psicológico.
     En 1808 comienza la guerra de la Independencia, que dejará una profunda huella en Goya. Pinta el Dos de mayo o La carga de los mamelucos y el Tres de mayo o Los fusilamientos de la montaña del Príncipe Pío.
Los grabados
     Los grabados son lo más genial de su obra, sobre todo por su libertad. Son una manifestación genial de Goya como artista. En ellos se refleja la sociedad y el tiempo en el que vive.
Álbumes y caprichos
     El álbum A o de Sanlúcar: son grabados realizados con pincel y tinta, su técnica es muy simple y sus composiciones muy sintéticas, en las que dominan las escenografías. Los temas son escenas populares.
     Entre 1796 y 1797 realiza en Madrid el álbum B: dedicado al cortejo y los amores, las brujas, los aquelarres, las caricaturas, al mundo onírico y a la sátira de la superstición de su tiempo.
     Los caprichosson creaciones íntimas en las que se censuran los errores y los vicios humanos. Creaciones de un nuevo universo de formas y un inédito lenguaje pictórico.
     Entre 1810 y 1823 crea la serie de Los desastres de la guerra, unos grabados en que se plasman todas las miserias y brutalidades de los hombres en guerra, y la represión tras ella.
     Los disparates es la última serie de grabados recogidos en un álbum. Algunos de los grabados no tienen título, lo que le emparenta con las vanguardias del siglo XX.
     En 1816 realizará un álbum dedicado a la tauromaquia. Tratan un tema lúdico. Y en 1822 realiza el Álbum diario.
Las pinturas negras
     En 1819 Goya adquiere la quinta del Sordo y se traslada allí a vivir. En la quinta del Sordo realiza una serie de pinturas murales hechas para él mismo. Son pinturas que anuncian el expresionismo.
     Quizá sea en estas pinturas donde el genio de Goya se exprese con mayor libertad. El gran cabrón, Dos viejos comiendo, Duelo a garrotazos, Saturno devorando a sus hijos y El perro, un sorprendente cuadro casi abstracto.
     En 1823 se exilia en Francia. Esto le proporciona mayor tranquilidad, su paleta se aclara y pinta su último gran cuadro, La lechera de Burdeos. Hoy en día se duda de la autoría del Coloso y La lechera de Burdeos.

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