Blas Infante Pérez de Vargas (Casares, 5 de julio de 1885 – Sevilla, 11 de agosto de 1936), político español, considerado oficialmente por el Congreso de los diputados y el Parlamento de Andalucía como el «Padre de la Patria andaluza»,[1] por ser el máximo ideólogo del andalucismo político en todas sus vertientes, regionalista, federalista y nacionalista. Infante alternó las tareas de notario, historiador, antropólogo, musicólogo, escritor y periodista, además de ser un lector voraz y gran conferenciante. Varios libros suyos fueron publicados
manuscritos inéditos suyos.[3] La Fundación Centro de Estudios Andaluces de la Junta de Andalucía, adquirió en 2001 la casa de Blas Infante en Coria del Río para convertirla en casa-museo como patrimonio histórico y cultural andaluz. Es homenajeado anualmente cada 28 de febrero con motivo de la celebración del Día de Andalucía.
Su padre fue Luis Infante Andrade, licenciado en Derecho y secretario del Juzgado de Casares y su madre Ginesa Pérez de Vargas, de una familia de labradores de clase media. Estudió bachillerato en las Escuelas Pías (Archidona)Escuelas Pías de Archidona hasta 1899. Los Infante sufrieron la crisis económica derivada del desastre del 98. Por ello Blas tuvo que dejar el colegio y el último curso de bachillerato lo hizo por libre.
Desde 1900 trabajó como escribiente en el Juzgado de Casares, al tiempo que estudiaba por libre en la Facultad de Derecho de Granada, a la que viajaba en junio y septiembre para examinarse, finalizándo la carrera en 1906. Los apuntes se los suministraba su amigo el poeta Alberto Álvarez de Cienfuegos Cobos, perteneciente a una familia granadina muy conocida, que luego fue miembro de la Asamblea Andalucista de Córdoba en 1919.
En 1909 aprobó una oposición, tras la cual ejerció como notario en Cantillana a partir de 1910. Este destino le permitió entrar en contacto con el ambiente intelectual sevillano y con las ideas regionalistas andaluzas, especialmente con los miembros del Ateneo de Sevilla. Reforzó su conocimiento de las gentes de Andalucía ejerciendo su función de notario en otras localidades, como Isla Cristina, donde trabajó durante los años 20. Al observar las condiciones de vida de los jornaleros andaluces quedó fuertemente impresionado, llegando a escribir años más tarde.
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